El Cabo de Hornos. Aun lo recuerdo.

Son pocos los que tienen el privilegio de hacer pie en sus laderas. Su nombre viene del neerlandés Kaap Hoorn. Me inspiré a escribir esta carta para quienes me compartieron en mis viajes Curanto, Chumbeque, Pastel de Jaiba o Sopaipillas. Sí, te lo dedico a tí. Porque tu país Chile, me hizo sonreír. Me permitió caminar por las laderas de Torres del Paine y ver mi primer puma. Porque tú naciste allí, y yo nací aquí. Pero ambos, tú y yo, buscamos la felicidad. Los vientos. Nunca paran. Siempre están ahí.