Hay un sinfín de maneras de estudiar al padre del fotoreportaje. Escribió varios libros, existen varios documentales sobre él y también entrevistas, pero la forma más acertada para conocer bien sus secretos es a través de sus fotografías.
Cuando vemos el trabajo de Henry Cartie-Bresson con detenimiento, considerado por muchos como el padre del fotoreportaje, podemos aprender grandes lecciones. Escribió varios libros, existen infinidad de documentales sobre él. Sin embargo, muy posiblemente la mejor forma de aprender sobre su visión de ver el mundo y sus secretos, es observando sus fotografías:
Al ver las imágenes capturadas por Cartier-Bresson encontramos ciertos elementos en común:
1. Geometría:
Para él la geometría era uno de los componentes esenciales a la hora de hacer una buena composición. Jugar con las diferentes formas existentes en el espacio lograban hacer que las fotografías fueran mucho más atractivas.
Para lograr que el sujeto que estaba siendo capturado fuera el único protagonista de su fotografía y que éste resaltara más que cualquier otro elemento dentro del encuadre, Cartier-Bresson jugaba con el claro-oscuro, el blanco sobre negro o el negro sobre blanco y las texturas.
En muchas de las fotografías de Cartier-Bresson se pueden apreciar analogías, semejanzas de los sujetos fotografiados con elementos del entorno. Cartier-Bresson jugaba con los tamaños, las semejanzas, las diferencias, entre otras cosas que lograban hacer la foto algo “curiosa”.
Cartier-bresson se oponía completamente al hecho de ajustar el encuadre de la foto después de capturada en su cámara. Para él era vital componer desde la cámara, enseñarle al ojo a ver y hacer de la cámara una extensión de éste.
Cartier-Bresson desde pequeño tuvo un fuerte gusto hacia la pintura y esta fue su expresión artística antes de empezar con la fotografía. Él llevó los conceptos de pintura a la cámara y miraba el mundo como un gran cuadro.
Cartier-Bresson realizó un sin número de viajes a diferentes lugares del mundo. Para él la magia de la fotografía estaba en lograr capturar un poco sobre la vida de culturas distintas a la suya y poder entenderlas un poco a través de sus imágenes.
Pero explorar no es sólo salir del país de origen, también es lograr ver cosas distintas en nuestra cotidianidad.
Muchas veces Cartier-Bresson ocultaba su cámara para poder tomar fotos. Él creía que gran parte de la espontaneidad de las personas y del momento se perdía por la presión que la cámara ejercía en las personas. La cámara intimida y es por esto que resulta mucho más gratificante hacer que las personas no la noten.
Cartier-Bresson consideraba que siéndole fiel a un sólo objetivo lograba que éste se convirtiera en la extensión de su ojo. Está bien utilizar diferentes lentes pero recurrir por lo general uno solo ayuda a que nuestra visión se vuelva mucho más artística.
Tan importante era este elemento para Cartier-Bresson que escribió un libro con este título. Él creía que no se debía forzar el momento ni la situación, sino por el contrario fuera el momento por si mismo que diera la fotografía. Para él saber esperar era clave a la hora de obtener una buena foto.
Cartier-Bresson siempre tenía sed de buenas fotografías. Para él era importante no complacerse con una foto, se debía estar en una constante búsqueda de mejores imágenes y mejores momentos. Estar en la constante búsqueda de la perfección.