¿Quién no ha oído hablar de los monjes Shaolín? Una de las maravillas de ejercer como fotógrafo es poder vivir muchas vidas, dentro de la propia. Una de esas experiencias que no olvidaré fué el haber podido compartir un día entero con estos maestros del Kung Fu. Entrenan y viven en el Monasterio Shaolín, situado en el Bosque Pagoda, en la Montaña Song en China. Su entrenamiento aplica a la vida de los seres humanos: disciplina, concentración y sabiduría. Recuerdo documentar acciones que parecían imposibles de realizar, como reventar un globo, tras atravesar un cristal con el lanzamiento de una pequeña aguja. Quizá debería de hablar de la experiencia en mi canal de Youtube un día de estos.